La aceptación

 

Es el complemento del reconocimiento personal, y solo nos incumbe a nosotros mismos. Tanto nuestros defectos como nuestras virtudes deben ser aceptados por nuestra conciencia, y con determinación y gallardia debemos corregir los errores y cultivar nuestros talentos. La aceptación requiere del apoyo de la voluntad y la perseverancia. ¿Cuántas veces nos hemos despreciado a nosotros mismos?... Hemos comenzado estudios o proyectos que no han sido terminados, hemos callado una opinión cuando era justo nuestro discernimiento, no hemos tenido la confianza en muestras capacidades atando así nuestro propio progreso, ¿y cuántas veces no hemos dado un paso por miedo?... La aceptación requiere acción y dinamismo, porque de lo contrario no será más que un sentimiento de frustración. Si te sientes sin la fuerza y la motivación, la oración te ayuda a canalizar la tristeza y abre tu ser a las bendiciones que todos los días de Dios te llegan. Ten fe y verás como el Espíritu Divino alejará de ti los ambientes y las compañías que te hacen daño, y te proveerá de los recursos y te rodeará de las personas que te acompañarán en el camino a tu felicidad.