Cartelera

Juan Antonio Villalba Velásquez

 

 

 

¡Madre!

 

Tu vientre...
¡preciosa cuna!
que amorosa alojó a mi frágil ser,
y a la semilla de la creación
que hoy germina ¡victoriosa!
¡en honor a tu grandeza!
¡Querida madre mía!...
Tú cintura soportó
el embate de mi peso,
y las estrías en tu piel
firmaron tu entrega:
porque tu cambiaste tu vida por la mía,
renunciaste a tu comodidad por mi bienestar,
doblegaste al frío para brindarme tu abrigo
¡y tu sangre fluyó por mis venas!
¡Gloriosa madre mía!
Desde siempre alimentaste mis anhelos
y mantuviste en pie mi existencia.
¡Gracias, admirable mujer!
En celestial esfuerzo me entregaste
a este mundo, con la firme fe
de verme crecer en virtud de la excelencia
y en servicio de lo divino.
¡Preciosa, mensajera de vida!
La primera y más grande maestra;
artista que pintó en mi memoria la ternura
y esculpió en mi corazón su nobleza.
¡Gracias, madre mía!
Tu amor forjó mis principios, y día tras día
me hace mejor persona,
en virtud de tu intachable conducta.
¡Hermosa, madre mía!
Gracias por tus incansables cuidados
y por tu inquebrantable esperanza;
¡ella me levantará vencedor sobre cualquier adversidad!...
¡A ti la gloria eterna, invencible guerrera de amor,
y admirable ser de luz!
¡Madre!...
¡Tu amor es mi insignia: tu amistad, mi escudo;
tu recuerdo, mi fuerza; y tu bondad, mi vida!
¡Te amo, madre mía!

 

J.A.V.V.

 

 

¡Hombre!

 

Conocí a un hombre que en su prudente silencio,
asimilaba el cambio de los tiempos y meditabundo
desenredaba la intrincada telaraña del futuro.
Su profunda mirada repasaba una y otra vez la urbanidad de Carreño.
Aplicaba a cabalidad cada uno de sus principios,
que sabiamente más que con sus palabras...
¡compartía con su ejemplo!
¡Siempre con el donaire de un caballero!...
Tanto en su mente como en su corazón fue claro en sus argumentos:
reconocía bien lo que era bueno y atento desenmascaraba lo malo.
¡Siempre con respeto por su contrario!...
Nunca escuché en sus palabras odio o desacierto,
cada sílaba tenía su razón y cada pausa su discernimiento.
Su visión de justicia era tan simple como divina:
“nadie tiene derecho sobre el otro”,
con convicción lo promulgaba y fiel lo cumplía...
¡porque jamás se puso por encima de nadie!,
¡y siempre con el donaire de un caballero!...
¡Cuánta falta me haces padre!,
¡y cuanta falta le hace a este mundo!...
“¡Hombres como Tú!”

 

J.A.V.V.

 

 

¡Joya de mi vida!

 

¡Joya de mi vida!
mi mujer adorada
preludio de mis hazañas
y amorosa fuente que me baña.
¡Hermosa, mía!...
conciliadora, tú escudriñas dentro de mi alma
y hacendosa organizas el mobiliario de mi ser;
¡mi ser!, que necesitaba tanto de tu ternura.
¡Joya de mi vida!
mi sensual diosa
tu esencia y figura ensalzan mis aspiraciones
y tu amor libera y regocija mis deseos;
ellos, que necesitaban tanto de tu danza.
¡Preciosa, mía!...
tú cantas en mi mente y en mi pecho
deleitas mi gusto y mis entrañas...
¡Hermosa, mía!...
encantadora musa,
fortaleza de mi andar,
¡leal compañera de batalla!

 

J.A.V.V.

 

 

¡Mujer!

 

¡Mujer!...
para ti, una flor,
mi corazón y mi vida...
eres tú;
la inspiración de la creación,
la luz del universo
y la esperanza de este mundo.
¡Mujer!... ¡Eres tú!...

 

J.A.V.V.

 

 

¡Hoy, al salir fuera de casa!

 

Hoy, al salir fuera de casa,
quiero aprender de Ti, todas tus lecciones;
¡Hermosa Esencia Divina!,
ayúdame por favor a despejar mi vista
para que ante mis ojos no se oculten los sucesos
ni la realidad de este mundo.
Clarifica por favor mi razón y mi entendimiento
para que mi criterio sea acertado y mis juicios justos.
Fortalece te lo pido,
mi astucia y mi discernimiento para no ser víctima del engaño.
¡Protégeme por favor de los peligros! Y de la indolencia de los malvados;
a ellos, ¡rescátalos del abismo, Te lo suplico!...
Bendíceme con la amable mirada de quienes se cruzan en mi camino,
y la satisfacción de llegar seguro a mi destino.
Y al regresar, contágiame de las cualidades de Tú Amor
para ser feliz, ¡junto a mis amados!

 

J.A.V.V.

 

 

Desperté...

 

Desperté...
y mis pulmones se llenaron de tu aire,
mis oídos escucharon tu linda melodía.
Me levanté... y pisé tu fértil suelo;
caminé y mis ojos contemplaron tu belleza.
¡Gracias por este nuevo día,
preciosa tierra!

 

J.A.V.V.